Tome uno y lleve tres: La Santísima Trinidad

Una buena promoción consiste en pagar poco para obtener mucho, donde la inversión es mínima y la ganancia es mucha. Algunos piden, además, el encime. Pues existe una ganga como las que nos gusta, donde la opción por una persona conduce a tener más y con añadidos posteriores.

1. Toma al hijo y quédate con todo

Existe la historia de un hombre que perdió a su hijo en la guerra, así que tenía un cuadro donde se presentaba el hijo con las mejores características humanas. El padre un día murió sin dejar herederos. Así que subastaron los bienes del padre según su voluntad consignada en el testamento, con una clausula especial donde señalaba que quien se llevara el cuadro de hijo, también poseería el resto de la herencia. Al final, el menos erudito en arte fue quien compró el cuadro del hijo y se quedo con todo. ¡Eso es una gran promoción!

De manera que quien se queda con el Hijo de Dios se queda con todo, porque, como dice Jesucristo: «todo lo que tiene el Padre es mío» y añade que quien se queda con Él «recibirá todo lo mío» (Jn 16,15). Además, se le entrega el Espíritu Santo que es el amor de Dios y el dinamismo de la existencia humana que «guía a la verdad completa» (Jn 16,13). Cualquier persona que empieza por tomar al gran Padre se queda con Jesucristo y con el Espíritu del Amor, de igual manera, quien se queda con el Hijo, tiene también al Padre y su Espíritu, aun más, quien se busca al Espíritu será guiado a la relación con Dios Padre y con su Hijo Jesucristo. Con cualquiera que empieces una relación personal tendrás una intimidad que lleva a la plenitud. Esto es lo que celebramos en la solemnidad de la Santísima Trinidad.

2. Toma al Padre y quédate con todo

Para que la promoción sea más seductora, vamos a presentar los grandes beneficios de acoger a cada una de las personas de la Trinidad y establecer una relación de amistad con Dios.

El gran Padre es la fuente de todo lo bueno y maravilloso que existe en la creación, porque todo lo que sale de las manos de Dios es bueno. Él hace que el caos de tu vida se empiece a ordenar y a recibir bendición tras bendición. El gran Padre te ama incondicionalmente, hasta regalarte a su Hijo y con Él al Espíritu de la verdad.

El sorprendente Hijo se presenta frágil y necesitado en un pesebre de Belén para hacerte fuerte, salvarte del pecado y de la muerte (Rom 8,2) y llevarte a vivir en la libertad para servir y hacer mejores todos los ambientes donde te mueves.

3. Toma al Espíritu y quédate con todo

El Espíritu de la Verdad es el Amor de Dios derramado en los corazones humanos para hacer allí el lugar sagrado, llenando de dinamismo la existencia humana para construir un mundo mejor. El Espíritu te revela las cosas más profundas de Dios cuando te haces su amigo, generando una fuerza impresionante en tu vida para hacer una nueva creación.

Es un asunto de la trascendencia del ser humano, no es mera religiosidad, no es espiritualismo desencarnado, no es alienación, es una fuerza interior descomunal

para transformar a la humanidad desde su interior. Aprovechar la experiencia de relacionarse con cada persona de la Trinidad divina hace que se comprenda la afirmación: «nada es imposible para Dios» (Lc 1,37) como lo reveló el ángel de Dios a María en la anunciación.

¿Te imaginas? ¡Puedes llegar a afirmar que Cristo todo lo puedes lograr porque Él te fortalece! (Flp 4,13).

4. Elije para vivir

Llega el momento de tomar decisiones fundamentales que afectan las raíces de la existencia humana, porque la relación con el gran Padre contribuirá a asumir la autoridad ante las circunstancias difíciles y adversas, para tomar las riendas de la vida; la comunión con Jesucristo, el hijo de Dios, te conduce a vivir en libertad y para construir una convicción muy fuerte que te conduzca a alcanzar grandes metas y vences obstáculos gigantescos como la muerte; la disponibilidad a dejarse dirigir por el Espíritu de la Verdad genera el dinamismo del Amor para perseverar y vencer obstáculos en función de alcanzar los sueños establecidos.

La invitación es que aproveches la promoción de relacionarte con Aquel que te hace cumplir tus sueños y alcanzar tus metas, Aquel que puede generar tal dinamismo en tu interior, que puedes superar obstáculos, aprovechar las crisis y sanar integralmente todo tu ser. En esto consiste la fe. Esta es la mirada del águila.

5. Conclusiones

De manera que la solemnidad de la Santísima Trinidad es para que cada ser humano tome conciencia de las posibilidades de relación con la Divinidad y, en consecuencia, se llene de regalos espirituales que dinamicen su existencia. Así que la fiesta es para Dios y los múltiples regalos son para quienes se relacionan íntimamente con Él.

¡Aprovechemos la promoción desde hoy! ¿Te imaginas cómo vivirías sin miedo?

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Manuel Tenjo-Cogollo
Magíster en Teología. Director de ESCALAR

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